Principe Sangriento (fan fic gore)+18

colgare el fic que tenia en el otro foro

La decoración de la fiesta era majestuosa, cada detalle había sido pulido para la gran ocasión, los hombres más poderosos brindaban con el mejor vino por el futuro de sus compañías. Las mujeres que los acompañaban vestían los trajes más caros de las boutiques madrilistas, adornadas con perlas importadas de todo el mundo. Entre la multitud destacaba un hombre muy apuesto de gran estatura, de hombros y espalda ancha y fuerte, brazos musculosos los cuales se notaban a pesar de estar usando un terno negro que encajaba perfectamente en su cuerpo. Tenía el pelo rubio hasta los hombros, bien peinado, tirado hacia atrás y ojos azules como el zafiro. Tenía una sonrisa hermosa que hipnotizaba a todas las hijas de los magnates rodeándole y preguntándole todo acerca de su vida.
-apuesto que eres un príncipe de un país lejano-dijo una muchacha alta y delgada.
El apuesto príncipe sonreía.
-Sólo soy un inversionista menor en una compañía de autos. – les decía con una sonrisa pura y blanca.
La noche pasó entre bailes, brindis, festines de comida. Todo ese cinismo lo molestaba, lo sacaba de sus casillas, hombres ricos que fanfarroneaban de su poder y mostraban a sus esposas como objetos con perlas encima.
-Hey, Balban ven, te quiero presentar a unos socios que he conocido en la fiesta.
Balban dejó a sus damiselas con una elegante venia y fue con el hombre que lo llamo.

Sostuvo un rato la conversación con un hombre bastante gordo, los botones de su camisa parecía que saltarían en cualquier momento y sostenía un pañuelo con el cual cada 3 minutos se limpiaba el sudor. Mientras hablaba se atragantaba unos aperitivos de cangrejo. Balban respondía encantado, pero lo maldecía quería matarlo. El hombre después de hablar media hora le presentó a su hija, una guapa mucha de pelo negro azabache y ojos verdes. No se parecía en nada al padre. La saludó cortésmente y se retiró a hablar con unos personajes de la empresa petrolera, pero sin que su padre se diera cuenta, la invitó a verla en 15 minutos en la parte trasera del lugar.
La encontró parada en frente de la puerta de los utensilios de aseo, le besó la mano y le sonrió con sus dientes blancos, todo era perfecto en él, la muchacha no podía ocultar una risita, pero todo cambiaría drásticamente.

Suéltame, suéltame, por favor- gritaba la asustada chica, pero sólo recibió un golpe violento en la nariz, de la cual empezó a manar un líquido rojo y cálido.
-No grites, es inútil- le dijo al oído y luego le tapo la boca para que no pudiera gritar.
La joven mujer trataba de defenderse, pero la fuerza del hombre era superior, le abrió las piernas y la mujer hizo una mueca aterrorizada que a Balban sólo le producía más éxtasis. Sacó un filoso cuchillo y procedió a cortarle la entrepierna y luego hizo lo mismo con su sexo. Las lágrimas salían de los aterrados ojos de la mujer cuyos gritos eran prisioneros del pequeño cuarto y la música. Sin dudar empezó a lamer los fluidos mezclados con la sangre, absorbía cada gota con placer y una lujuria incomparable como un vampiro lo hace con su presa, cuando ya estaba satisfecho, clavó el cuchillo en la pantorrilla de la mujer e hizo una llamada desde el celular de la chica. Después de llamar la violó salvajemente.

Un hombre de limpieza fue al apartado lugar y cuando abría la puerta recibió un fuerte golpe en la nuca. Luego el apuesto príncipe sangriento se fue tarareando las cuatro estaciones de Vivaldi hasta la pista de baile.

Ya era de madrugada y una pareja caminaba lentamente fuera de la pista de baile.
-te amo, no puedo contenerme más.
Y la pareja fue hacia atrás del lugar.
-Conozco un sitio donde podemos hacerlo.
Llegaron y abrieron la puerta de un pequeño cuartito de limpieza. Sus caras se horrorizaron y gritaron con todas sus fuerzas. Mucha gente vino corriendo.
El encargado de limpieza se recobraba del golpe y aún estaba mareado para darse cuenta de la situación, cuando volteó vio la escena más brutal que podría imaginar. La habitación estaba casi enteramente pintada de sangre. Bajó la mirada y vio algo, ya o podría llamársele cuerpo, dos piernas, dos brazos y una cabeza, esparcidos por el suelo dejando libre el espacio del tronco.
-no encuentro a mi hija- vino gritando el hombre de camisa empapada de sudor y tres botones menos con el pañuelo secándose el sudor. De alguna manera reconoció lo que quedaba de su hija, miró al sujeto dentro y grito.
-Tú, MALDITO, HIJO DE PERRA, y le disparó hasta que se quedó sin balas, nadie lo detuvo, era un justiciero, había matado a un monstruo, a un demonio o eso creyeron todos.

La policía llego rápidamente para dar comienzo a las investigaciones empezaron.

-Balban es hora de marchar, antes, ¿no deseas probar los mariscos?, dicen que son la especialidad del chef.- dijo el anfitrión de la fiesta.
Balban con una sonrisa le dijo:
-Discúlpeme, pero ya estoy lleno.

Repudiaba estar sentado escuchando las discusiones del grupo de abogados. Apilaban documentos uno encima del otro, lo volvían a deshacer, hablaban por minúsculos celulares.
-¿Ya tienes los documentos que te pedí?-decía uno, mientras con su mano libre jugaba con el lapicero.
- Te dije que revisaras el artículo 101 , no el 111- decía tranquilamente- MIERDA vuelve a hacer todo- ahora sonaba muy molesto.
Todo eso enfurecía a Balban que se resignaba a esperar largas horas mientras miraba un cuadro antiguo de un hombre en un barco. El hombre debiera ser el capitán ya que vestía diferente a los demás. Luego poso su mirada en los cinco abogados. El primero era un hombre viejo, unas canas asomaban bajo el tinte negro que escurría por su frente. El de la derecha era un poco menor y vestía elegantemente, llevaba un camiseta de golf, simplemente Balban lo odiaba quería meterle su bastón por el culo. Soltó una risita que disimuló poniéndose los dedos en la boca. Los saboreó un momento recordando el olor de su víctima pasada, olían a flores, a flores bañadas en sangre.
Siguió recorriendo el bufete con la mirada, el tercero era el más joven. Era un hombre apuesto, el pelo bien peinado con gel, una camisa rosada que hacía juego con la corbata.
- ¿Gonzalo ya bloqueaste el paso a la prensa en lo del hotel?- dijo un cuarto hombre bastante bajo.
- Sí, pero el maldito loco a creado un caos, felizmente ya está pudriéndose en el infierno.-dijo él de camisa rosada
Balban arqueó una ceja, algo le fastidiaba de ese hombre. Analizaba como se llevaba el lapicero a la boca y lo mordía. Odiaba sus malditas pestañas, tan delicadas y como giraba su cabeza coquetamente para sonreírle al quinto hombre.
Gonzalo se levantó pidiendo disculpas para ir al baño. Pasaron cinco minutos y no regresaba. Balban ya aturdido de todo salió a tomar algo de aire antes de que matara a los 4 hombres que quedaban. Se maravillaba del autocontrol que mostraba y se repetía a si mismo de lo que tenía que hacer para sobrevivir.
- No los mates, ya habrán más mierdas por el camino.
La puerta del baño no estaba cerrada, pensó que el hombre que salió estaría ocupándose, entró y vio al hombre como se masturbaba, Gonzalo no lo vio llegar, estaba con los ojos cerrados, apretando la revista con la mano libre, y repetía en voz baja un nombre
-Moisés, moisés- había escuchado ese hombre antes, era el quinto hombre del auditorio.
Cuando abrió los ojos luego de haber eyaculado vio a Balban parado con una mirada ausente, se le cayó la revista, mostrando una página donde salían dos hombres desnudos.
- No es lo que parece, por favor no le digas a nadie- decía mientras trataba de limpiarse las manos y subirse el pantalón torpemente.
- No te preocupes-dijo Balban- no le diré a nadie.
El hombre salió una vez se hubiera aseado y le pidió a Balban que hablaran.
Estuvieron hablando mientras los demás seguían discutiendo. Gonzalo como disculpa lo invitó a su casa Balban aceptó.

-Llegas temprano.
-Disculpa, perdona mis extrañas costumbres - dijo Balban mientras le sonreía alegremente.
Gonzalo le invitó a comer.


………………..
-Por favor, perdóname-decía Gonzalo.
-Te dije que no me molestaba que fueras homosexual, pero….
- Por favor, todo ha sido mi culpa déjeme que lo lleve a un sitio como disculpa.
-No será otra de su….
-no no, no, es un centro de apuestas de peleas de presos, es un lugar clandestino, pero conozco a los propietarios, sé que usted gusta de las peleas.
Balban se paralizó, como sabía ese hombre de sus gustos, acaso lo estaría espiando mientras trabajaban en el proyecto del hotel. Pero Balban ya conocía el lugar, no sólo era un lugar de apuestas, ese lugar apestaba a sangre. Un lugar donde hombres con dinero cumplían su fantasía, mierdas de ser humanos carcomidos por el odio que mataban prisioneros de maneras inhumanas.
-Bueno, pero espero que me divierta- dijo mostrando su sonrisa.

Llegaron al lugar, las paredes sucias habían sido pintadas por completo con graffiti, las puertas de madera apolilladas se caían a pedazos. Entraron por un largo pasadizo hasta llegar a un lugar atiborrado de personas que gritaban y apostaban. La pelea era entre un prisionero que usaba el box y un filipino al parecer que usaba el boxeo tailandés, debía ser un narcotraficante pensó. Vieron las peleas un rato y luego Gonzalo le invitó a pasar a una sala y luego le dijo que viera por la ventana de la derecha. Balban se paró a mirar que pasaba.

Gonzalo estaba en un cuarto oscuro, con una bombilla que oscilaba apenas dando un poco de luz a la tenue habitación, la puerta era diferente a las demás, era sólida e inquebrantable, no como las demás del lugar. Llevaba unos vaqueros azules y un suéter azul, con el cierre hasta la barbilla, era idéntico al maldito cuidador del albergue…..
Gonzalo se aproximó y vio al luchador de box sentado.
-Que mierda hago acá, ya terminó la pelea me dijeron que me conseguirían un buen abogado si ganaba.
-Pero si soy le mejor digo Gonzalo mientras sacaba su portafolio.
-Mierda y para esto me amarran, no soy tan peligroso
-Pero según esto usted mató a una niña pequeña.
-La puta era un posible testigo.
Gonzalo abrió el maletín.-
-Que busca señorito.- le decía el preso al notar sus movimientos amanerados.
Gonzalo cambió de cara completamente, las pupilas de sus ojos se dilataron, sus puños se cerraron.
-Mierda, que te jodan!! Toda mi vida he tenido que esconder lo que soy, y una mierda como tu viene a criticarme. Pensaba matarte rápidamente, tal vez con la cierra eléctrica- dijo cuando su furia fue cambiada por una risa malévola.
-Usted está loco, usted es un simple abogado de mierda.
Gonzalo sudaba, su cara estaba descompuesta, ciertamente estaba pálido, cogió un cuchillo de carnicero que estaba en su portafolio y se lo clavó en el brazo, una, dos , tres veces, el líquido rojo salía a chorros. El preso tras haberse mostrado confiado, ahora lloraba con un niño pequeño-
Te gusta padre……. quieras o no yo nací así.
El preso lloraba de dolor, el líquido viscoso manchaba el pantalón parecido al del orfanato. Balban cayó de rodillas al piso, mientras miraba la escena.
Gonzalo luego cogió una cizalla y la acercó a las falanges de los dedos. Presionó con fuerza sobre el dedo meñique, dio un fuerte crujido…. El color blanco del hueso relucía entre la sangre, luego hizo lo mismo con el dedo medio del pie derecho. Rápidamente siguió con otro dedo al zar.
-De tin marin de do pingüe….
-Auxilió, está locoooo. Gritaba mientras trataba de respirar y agarrarse a la vida que le era arrebatada lentamente.
Gonzalo le da un golpe.
-Mierda, quien crees que va a salvar a mierda como tu que mata gente inocente. En estos cuatro muros has sido transportado al purgatorio y tienes en frente a uno de los jueces de Dios.- gritaba- soy el puto Mesías de esta tierra escuchaste basura mata niños. Y le arrebato otro dedo más.
El preso respiraba con dificultad, la poca vida que le restaba ya no recordaba como respirar con normalidad.
Gonzalo dejó un rato que sufriera y fue a recoger unas agujas que había en su escritorio.
-Nunca más has de ver con esos ojos corruptos, versículo 11 del Génesis! Escrito por mi, escuchas estas frente a un apóstol. Cogió la aguja y con otra mano cogió el pesado párpado que luchaba por tener abierto y calvo la aguja que siguió su recorrido por el ojo y luego salió más abajo, procedió a terminar el bordado que le había puesto tanto empeño.
-Auxiliooooooooo.
- Calla o te coso la boca, ……..pensándolo bien es buena idea.
Cogió otra aguja oxidada y un pedazo de hilo y empezó a bordar por el labio que había tomado una tonalidad púrpura.
-No te preocupa que este oxidada no??- dijo irónicamente.
Cuando terminó con el nuevo bordado, el hombre ya no daba signos de vida, había perdido mucha sangre. Sus manos cayeron pesadamente a los costados.
Gonzalo salió del cuarto y entró donde Balban.
-Hasta aquí llega nuestra cita, espero hallas disfrutado del espectáculo, pero no puede haber nadie que sepa de mis gustos, tu ya sabes… y saltó con un cuchillo contra Balban que esquivo rápidamente y logró derribar a gonzalo
Balban lo golpeó con ambas mano como si fuera un martillo en la espalda de Gonzalo, dejándolo inconsciente.
-Me has traído malos recuerdos de mi infancia, que era mejor no recordar, la mierda de orfanato que estuve, pero…… jajaj- y rió un rato tranquilamente. Eso ya no importa-siguió.
- Te has topado con un ser superior en la vía evolutiva, un cazador nato, un sobreviviente de este lugar corrupto y tengo pensado que te lleves los recuerdos a tu muerte. Y se llevó a Gonzalo cargado para depositarlo en la silla manchada de sangre del preso anterior.
- ¿Y ahora por donde comenzar? – dijo mientras habría un closet viejo.